
Las razones económicas y estructurales por las que Messi se ha ido del Barça.
El pasado 5 de agosto, el Barça, en un comunicado oficial, confirmó que Lionel Messi no volvería a jugar con el Barça, alegando que, a pesar de haber llegado a un acuerdo ambas partes, por “obstáculos económicos y estructurales (normativa de LaLiga española)”, no iba a ser posible firmar un nuevo contrato con el jugador
Esta normativa de LaLiga española que menciona el club blaugrana se refiere al control económico de LaLiga. Más allá del fácil “se va porque el Barça no tiene dinero para pagarle” o del “Messi es un pesetero y no quiere bajarse el sueldo”, mi intención es contaros de forma simplificada y fácilmente comprensible cómo funciona este sistema de control económico, que limita a los clubes el dinero que pueden gastarse en su plantilla.
El control económico de LaLiga consiste en una serie de normas que tienen que cumplir los clubes a la hora de calcular el dinero que se pueden gastar para construir su plantilla para cada temporada. Esta cuantía se llama coste de plantilla deportiva y no solo se refiere al sueldo de los jugadores, también están incluidos los sueldos del cuerpo técnico (primer y segundo entrenador, preparador físico, técnicos con funciones análogas) y el coste de plantilla de las secciones distintas al fútbol once, como pueden ser el equipo de fútbol femenino o el de baloncesto, entre otros. Otros gastos que se incluyen en el coste de plantilla pueden ser sueldos a jugadores cedidos, pagos aplazados o retrasados (como pactó el Barça con sus jugadores al principio de la pandemia), entre otros.
Al contrario de lo que se dice muy a menudo, el coste de plantilla deportiva no se trata de un porcentaje concreto de los ingresos del club. El límite al que puede llegar el coste de plantilla deportiva corresponde a los ingresos que presupuesta el club para cada temporada menos algunas partidas de gastos, como los gastos no deportivos (gastos corporativos), la deuda comprometida y las pérdidas de la temporada anterior que, mientras en temporadas anteriores prácticamente los equipos no tenían, desde que comenzó la pandemia han aumentado de manera significativa. Este límite se conoce popularmente como límite salarial.
Existen formas de aumentar el límite salarial como buscar nuevas vías de ingresos, firmar nuevos contratos de patrocinio o a través de ampliaciones de capital. Quizás esta última sea la forma más “sencilla” de conseguir mayores cantidades de dinero, pero no para el Barça, por su naturaleza legal. Todos los clubes de primera y segunda división tienen la obligación de convertirse en Sociedades Anónimas Deportivas (por simplificarlo, en empresas privadas con ciertos matices), excepto el Barça, el Real Madrid, el Athletic Club y el Osasuna. Estos cuatro son Clubs, es decir, pertenecen a sus socios y no a inversores privados. Por eso, no se puede vender un porcentaje accionarial de la entidad a un inversor privado para traer capital, lo que habría podido ser una buena solución para que el Barça pudiera volver a firmar a Messi.
Dado que los ingresos del club catalán se han visto muy perjudicados durante las últimas dos temporadas y que los sobresueldos, por lo general, se han mantenido, el coste de plantilla deportiva con respecto al presupuesto del club se ha mantenido demasiado alto, por lo que rebasa el límite salarial que le corresponde. A esto se le suma que el día 30 de junio se acabó el contrato entre Messi y el Barça, por lo que el argentino dejó de estar inscrito en LaLiga.
LaLiga permite sobrepasar el límite salarial (con las sanciones correspondientes) si el exceso lo causan contratos que ya estaban en vigor. Lo que no permite es añadir contratos si con los actuales ya se rebasa dicho límite. En otras palabras, si el contrato de Messi acabara el verano de 2022, podría haber seguido una temporada más, aunque el club superara el límite salarial. Al haberse expirado su contrato y tener que firmar uno nuevo, el control económico no permite al club añadir este nuevo gasto, por lo que el Barça no ha podido volver a inscribir al jugador. La única opción habría sido que el club hubiera encontrado nuevas vías de ingresos inmediatas (ej: nuevos patrocinios) o rebajar el coste de su plantilla (sobre todo los sueldos).
En conclusión, las normas de control económico son las mismas para todos los clubes de LaLiga, por lo que lo más seguro es que, lo que ha causado la inesperada (o no tan inesperada) salida de Messi, haya sido la mala planificación financiera de los últimos años con respecto al límite del coste de plantilla deportiva que ha llevado a cabo la entidad blaugrana.
Ahora la pregunta es: ¿se equipararán los controles económicos del resto de ligas europeas para que haya más igualdad entre los grandes de Europa?
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