
Tras varias temporadas en las que alternaba títulos de Grand Slam, con abandonos o partidos flojos, Garbiñe Muguruza parece haber encontrado la estabilidad que la faltaba. Buena muestra de ello son los títulos. Garbiñe se ha proclamado campeona de Wimbledon y de Cincinnati en apenas dos meses.
Muguruza ha logrado la ansiada estabilidad, lo que la ha permitido añadir a su gran potencial físico, el factor mental que tan malas jugadas la ha pasado en temporadas anteriores. Todos vislumbramos que podría ser la sucesora de las grandes tenistas españolas como Arantxa Sánchez Vicario y Conchita Martínez, teniendo esta última un importantísimo papel en la mejora de la joven tenista, actual número 3 de mundo.
Conchita asumió el papel de entrenadora de Garbiñe durante la ausencia de su entrenador Sam Sumyk, por motivos de paternidad, durante Wimbledon, y el resultado fue muy satisfactorio.
La española también tiene la mirada puesta en conquistar el número 1 Mundial, y conseguir así un hito histórico para el tenis español; contar un dos números unos de manera simultánea, en categoría masculina y femenina.
Para lograrlo, Garbiñe debería ganar el US Open, de no ser así, debería llegar a la final y que la campeona no sea la checa Karolina Pliskova, la rumana Simona Halep o la ucraniana Elina Svitolina. Muguruza podría ser número 1 si cae en semifinales siempre y cuando Svitolina no alcance la final y Halep llegue como mucho a cuartos de final. Las opciones de Muguruza perderían fuelle si cae en cuartos, donde podría ser número 1 si Svitolina o Pliskova caen en esa misma ronda y Halep llega sólo a octavos de final.
¡A POR TODAS!
(Imágenes de: El País, Marca y As)
