
Resumen de mi carrera deportiva
Quiero que me conozcáis cada vez un poquito más, y por eso continuaré contándoos cómo fueron mis inicios en la halterofilia hasta mi llegada a la Residencia Blume con 16 años.
En mi anterior artículo os conté que comencé con 9 años a entrenar a halterofilia. Después de iniciarme en técnica, ya que con esta edad está prohibido coger cargas que puedan dañar tu salud (o así debería ser)… participé en el primer campeonato de mi vida, con 9 años y apenas dos meses de entrenamiento, competí en el Campeonato de España de Técnica de Madrid.
Mi primer campeonato
Como niña que era, salí a la tarima echa un manojo de nervios, pero con las ideas muy claras de lo que tenía que hacer. Quedé cuarta, y lloré porque quería quedar primera, a lo que mi padre me dijo: “Impresionante”.
A pesar de ser tan pequeña, sabía que podía hacerlo mejor, y ese carácter inconformista que tenía, es el que conservo actualmente.
Y dí mucho más, porque creí en mi, quedando primera al año siguiente, y fue en ese momento en el que empecé a comprender que la miel del triunfo viene dada por el trabajo duro, el inconformismo, y sobretodo las ganas de mejorar que habitaban en mi interior.
Continúa mi trayectoria…
Gané los dos años siguientes este campeonato y con 13 años participé en mi primer Campeonato de España de verdad, es decir, con peso y luchando duro por el título. Competí en Sevilla y gané, pero eso no frenó mis ganas de demostrar que podía mejorar día a día.
Lo mejor de todo fue el abrazo de mis padres, de mi entrenador Isaac y estas palabras que dijo mi padre:
“Enhorabuena, pero recuerda, despacito y sin prisa, con los pies en el suelo”.
Concentración con el Equipo Nacional
Con 14 años tuve mi primera concentración con el Equipo Nacional. Y ahí supe que lo que anhelaba era convertirme en una atleta de élite. Seguí entrenando en mi club, en Camponaraya, todas las tardes, incluidos los sábados. Y al año siguiente llegaron los resultados de ese trabajo duro.
Competí en mi primer Campeonato de Europa Sub-17 en Polonia, fue impresionante, quedé octava. Y sin darme cuenta llegó el momento en el que me ví preparada para ir a la Blume.
Me voy ¿a la Blume?
El día que comuniqué en casa la decisión que había tomado, la negativa de mi padre fue rotunda:
“Hasta que no cumplas los 16, no te mueves de aquí. Tu misión es prepararte y estudiar”.
La decisión de mi padre no admite discursión. “NO VAS”, punto y final.
Enfado, decepción… llegué a pensar que lo hacía por fastidiar (con 16 años empiezas a pensar que lo sabes todo de la vida y que tus padres te odian). Ignorante de mí, más tarde me fui dando cuenta que lo hacían por todo lo contrario, solo buscaban protegerme. No me dijo que no iba a ir, me dijo que no iba a ir todavía. Iría con 16 años, con la ESO acabada.
Tanto mi padre como mi madre, lo único que me pidieron fue que nunca dejara los estudios, que me formara, porque ese es el mejor campeonato, medalla, o logro que podría conseguir. Y estas palabras a día de hoy siguen marcadas a fuego en mi mente.
De niña esto te suena a chino. Lo que fue decepción, enfado, rabia, y a veces odio, no me daba cuenta de que lo hacían para proteger a su niña (la chica, y la más pequeña).
Y eso hice, yo, Emma, de Cacabelos (un pueblo de 4.000 habitantes), con 16 años, me metí en Madrid (3.166 millones de habitantes) para perseguir un sueño.
Entré a la blume el 9 se septiembre de 2012 y… aquí termino la primera parte de la historia de mi vida deportiva.
Espero que os haya gustado.
Gracias a todos por leerme y compartir mis Pots.
Un abrazo y… en nada el siguiente capítulo
