
El 1 de Mayo de 2019 sufría un infarto mientras entrenaba con el Oporto. Intentó volver, pero poco más de un año después, Iker Casillas anunció que colgaba los guantes y, tras más de mil partidos, daba por concluida su legendaria carrera bajo palos.
Todo empezó un 12 de septiembre de 1999, cuando debutabas bajo el arco del Real Madrid en el histórico San Mamés ante el Athletic de Bilbao. A partir de ahí, tu leyenda no paró de crecer gracias a tus espectaculares reflejos y a tus actuaciones memorables.
Seguramente, tu primer “milagro” fue en la final de la Champions de 2002 en la que, tras pasarte toda la temporada a la sombra de César, saliste en los últimos minutos para sacar un pie de leyenda que evitó el empate del Bayer Leverkusen y terminó en la Novena del Real Madrid.

A partir de ese momento no volviste a soltar la titularidad del equipo de tu vida y no paraste de hacer paradas milagrosas que te propiciaron el apodo de “El Santo”. Una exhibición tras otra, tanto en el Madrid como con la selección, que te llevaron a ser nombrado mejor portero del mundo en 5 ocasiones.
Con la selección todo fue mucho más fácil: llegaste y te quedaste para siempre. Nadie te hacía sombra bajo palos cuando jugabas con “La Roja”. Te hiciste con la titularidad en el Mundial de Corea tras la inoportuna lesión de Cañizares y el resto es historia de España, que debería estudiarse en los colegios.
Escribiendo estas líneas aún se me ponen los vellos de punta al recordar la estratosférica parada a Robben en el minuto 62 de aquella final que nos hizo eternos. Una acción que tú mismo afirmas que ha sido tu mejor parada, pero los aficionados a la selección no nos olvidamos del resto.

No nos olvidamos de los penaltis ante Italia con los que rompimos el gafe de cuartos. No nos olvidamos del penalti que le sacaste a Paraguay en el Mundial cuando todo pendía de un hilo. No nos olvidamos de como llorabas de emoción con todo el alma cuando Iniesta marcó el gol de todos. No nos olvidamos de como pediste respeto por un gran campeón como Italia en la final de la Euro 2012.
Respeto que, a pesar de tu extraña salida del Real Madrid, te mereces tanto en la capital como en todo el entorno de la selección. Y es que el 20 de Mayo (tu cumpleaños) debería ser fiesta nacional, después de todo, ningún otro país puede presumir que tuvo bajo sus palos al mejor portero de la historia del fútbol.
